Repostar en cualquier país europeo suele ser una tarea sencilla, pero en Sudamérica, cada parada en una gasolinera poder ser una aventura única. En este continente, los precios varían considerablemente, la disponibilidad es un problema y las regulaciones para extranjeros pueden complicar el proceso.
Precios altos pero combustible disponible
En Brasil, por ejemplo, la calidad del diésel es buena y se encuentra fácilmente en las principales carreteras, aunque en áreas remotas puede ser difícil encontrar una gasolinera durante cientos de kilómetros. Los precios son más altos también. Aquí tenéis todos los datos detallados.
Paraguay, Uruguay y Chile fueron parecidos a Brasil. Sin embargo, Argentina y Bolivia presentan desafíos.

Primero, desabastecimiento; luego, subida de precios
Argentina fue cambiante. El país experimentó escasez de combustible en octubre de 2023, con largas colas en las gasolineras y una oferta limitada de combustible. En lugares más remotos con largas distancias como la Patagonia era importante repostar siempre que se pudiese.
En ese momento los precios eran relativamente bajos al cambio (0,53 US$/l). Así que, a pesar de tener que esperar, llenamos el tanque cada vez y todo lo que pudimos.
La situación cambió después de la elección de Milei y la equiparación del dólar oficial al dólar blue, lo que resultó en una subida de precios (casi 1,04 US$/l) por la inflación no solo del peso argentino, sino también del dólar. A pesar de ello, la disponibilidad estuvo mejor, aunque se podían encontrar algunas colas en las gasolineras.
Precio especial para extranjeros
Bolivia, por su parte, es un caso especial. El funcionamiento del país se basa en amplias subvenciones y desde hace 19 años se mantiene el subsidio al combustible. Hubo un pequeño ajuste del precio al año de introducir el precio fijo. Evo Morales intentó reajustar el precio en 2010, pero se enfrentó a grandes protestas que le obligaron a congelar la medida. Este subsidio le cuesta 1 400 millones de dólares al año al Estado boliviano.
Debido a la negativa popular a una subida de precios, los gobiernos intentan aliviar los costes cambiando la matriz energética, es decir, la introducción de gas natural o biocombustibles. La falta de dólares complica aún más la compra para abastecer al país por lo que siempre vuelve a haber largas colas ante las gasolineras.
Los bolivianos compran el combustible a unos 0,54 US$/l, mientras que los extranjeros pagan el precio estándar de unos 1,27 US$/l. En teoría. En la práctica, repostar es una cuestión de suerte.

En búsqueda de gasolineras
En Bolivia hay que introducir la placa en el sistema para poder repostar, pero no todas las gasolineras (aunque te quieran ayudar) pueden introducir placas extranjeras. Luego hay cámaras (a saber si funcionan) para evitar «robos». Así que te encuentras a veces con que no puedes llenar el tanque y te toca buscar otra gasolinera. A nuestros amigos (coche con gasolina) les tocó recorrerse 11 – once – gasolineras hasta encontrar una que les ayudase.
Ahora, lo que se suele hacer para facilitarse la vida (y que salga algo más barato) es pedir que reposten «sin factura» y acordar un precio (varía entre 0,70 y 1 US$/l). El dependiente luego introduce la placa de otro coche que tenga unas características similares, sobre todo que recargue el mismo tipo de combustible (gasolina o diésel, ya que eso está establecido en el sistema) y un tanque de dimensiones similares. Obviamente, la diferencia entre el precio oficial y lo acordado se lo quedan ellos. ¿Corrupción? Bueno…

La importancia de un tanque grande
En nuestro caso, tenemos un tanque de 270 litros. Eso nos ha facilitado el viaje. Es más, durante los tres meses hemos conseguido repostar siempre a precio local dejando algo de propina; solo por el hecho de tener el lujo de poder ir preguntando a qué precio nos vendían el diésel e irnos si era demasiado caro. Ya hubiese sido diferente si no nos quedase otra que coger lo que hay.
Es verdad que somos extranjeros y nos podemos permitir pagar el precio internacional, además no pagamos impuestos en el país que nos diese derecho a beneficiarnos del subsidio. No obstante, no es que lo que tú vayas a pagar le llega al Estado. Casi nadie de los que conocemos han recibido una factura, incluso pagando el precio internacional y pidiéndola (no lo sabemos con seguridad, pero probablemente el dinero no termina en las arcas públicas sino en el bolsillo de quien sea).
Luego está la calidad del combustible. A nuestros amigos les dejó de funcionar el coche, él es mecánico y al repararlo se encontró con trozos de metal y partículas sólidas de a saber qué provenientes del combustible en el filtro. Mejor tener un coche con un motor no demasiado delicado.
Definitivamente, lo que hemos aprendido en Sudamérica es que algo tan simple como repostar combustible puede convertirse en toda una aventura o una espera interminable.
Aún nos quedan países que visitar en Sudamérica, así que en algún momento vendrá más información.